“El hombre asciende al descubrir los alcances de su potencial (sus talentos o facultades) y lo que crea en su camino son monumentos a las etapas de su comprensión de la naturaleza y de sí mismos”[1].
Para todos aquellos que no son diseñadores industriales, esta profesión les parece algo confusa y tienden a asociarla con “hacer cosas bonitas”, motivo por el cual es importante definir esta carrera desde su esencia; se puede denotar el diseño como una disciplina cuya acepción es un proceso que da respuesta en términos de formas u objetos a las exigencias de un contexto. Pues bien, el Diseño Industrial se enfoca en el proceso creativo de diseñar productos seriales o industriales de consumo haciendo parte de la trinidad usuario-producto-contexto, estos productos tienen una razón de ser: facilita la vida del hombre en su entorno y se adapta a él desde lo estético- comunicativo, funcional-operativo y morfo-productivo.
Su campo de acción es amplio, ya que abarca el diseño de mobiliario, sistemas públicos, educación, salud, alimentación, industria automotriz, etc; lo que implica que el profesional en diseño trabaje en equipos multidisciplinarios, ya que para suplir las necesidades de estas áreas debe entenderlas y analizarlas.
Aunque, la creación de productos de uso cotidiano data desde la prehistoria (utensilios para caza, ropaje, etc), el Diseño Industrial comienza en la revolución industrial con la introducción de la máquina, donde la producción y el diseño se empiezan a separar, lo que significa que previo a la producción deben definirse todos los detalles del producto, pero su calidad estética era baja, hacia el siglo XIX esta comienza a ser integrada en el proceso industrial. Dos personajes cruciales en este tránsito fueron Michael Thonet con la fabricación de muebles de madera curvada en serie que transforma el concepto de mobiliario, y Peter Behners miembro de la EAG (siglas que traducen del alemán: Asociación Alemana de Artesanos) quien aparte de su trabajo con productos industriales, papelería, carteles, anuncios y escaparates, contribuyó a consolidar una nueva idea de “identidad corporativa”
Posterior a esto, entramos ahora en la etapa del Art Nouveau (1900), momento en que la sociedad buscaba salir de la rigidez y crear “algo diferente”, estos nuevos diseños pasan a ser más libres y salvajes inspirados en las formas de la naturaleza, llenos de curvas más agresivas, un estilo sin duda más dinámico. Durante los años siguientes llegan otros movimientos como el Cubismo, futurismo, constructivismo, Neoplasticismo, donde se exploraban más las formas incluso dejando de lado la funcionalidad; este último el Neoplasticismo rompe con las formas naturalistas y presentan productos geométricos, por lo que es considerado como el movimiento más coherente y data de 1917 en Holanda, donde hay un equilibrio de forma y color aplicados al producto, representado por colores primarios, blanco gris y negro.
En 1919 llego la Bauhaus como una escuela de diseño, arte y arquitectura, con el fin de crear un tipo de colaboradores que unan el arte con la utilidad, principio que sigue vigente a la hora de diseñar. Hacia 1978 Horst Oehlke introduce la teoría comunicativa en el producto y estos deben satisfacer las necesidades de la vida social e individual, por lo tanto, los productos deben ser objetos de utilidad práctica, comunicación social y percepción sensorial. Para 1986, Penny Sparke da un punto de vista importante y es que a pesar de que las definiciones del diseño son variadas, complejas y hasta contradictorias, todas tienen algo en común y es que el concepto de diseño esta determinado culturalmente por fuerzas externas y contextos donde se han desarrollado.
Actualmente el fin del diseño industrial se ha ampliado a cualidades multifacéticas de los objetos, procesos y servicios, donde el factor central es la innovación e inserción de tecnologías, siendo un factor crucial para el intercambio cultural y económico. Los productos forman parte de nuestra identidad, es aquí donde cobra más relevancia el tema, porque ya no se diseñan productos sino experiencias para un usuario, entendiendo usuario como un grupo de personas con características comunes. El cambio de la sociedad es constante y hoy la competencia entre los diversos productos es enorme, motivo por el cual la industria no puede darse el lujo de producir y esperar a que el consumidor lo acepte o no, ya que esto es riesgoso y puede ser costoso en caso de su rechazo; en ese proceso la tecnología juega un papel crucial, puesto que hoy por hoy permite analizar el producto con el usuario antes de su producción, verificar su aceptación y hasta brindar la posibilidad de personalización.
En síntesis el Diseño Industrial más que bonito, es una profesión que busca constantemente mejorar la vida del hombre en la tierra por medio de productos, los cuales están basados en experiencias, culturas y tendencias que actualmente evolucionan a pasos agigantados, por lo tanto el trabajo multidisciplinario y la inserción de la tecnología son indispensables para verificar los productos antes de su fabricación, ya que en la actualidad no hablamos de consumidor si no de prosumidor, quien no es conformista, evalúa todas las opciones para encontrar su mejor beneficio, motivo por el cual las industrias deben estar alerta y analizar cada detalle interno y externo al producto para mantenerse en el mercado y a la vanguardia.
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Autor: Luisa Posada
[1] El ascenso del hombre – Jacob Bronowsky capitulo 1: Casi como angeles. 1969. Pag 24
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